domingo, 25 de julio de 2021

Ba benen yoon Dori

Agosto 2018

 Conocimos a Dori Keita un ya lejano mes de agosto de 2018 subiendo con un calor y una humedad infernal a Iwol, la capital bedik en País Bassari, allá al sur de Senegal. No habíamos casi puesto nuestros cansados pies y nuestro sudado cuerpo a la entrada de Iwol que apareció una mujer menuda acompañada de dos niños cargada de collares, pulseras y otros abalorios. Nos llamó la atención el septo que lucía en su nariz y como nos iba enseñando los productos que vendía, sobre todo los pelos de puerco espín que eran la base del septo nasal. 

Y ese encuentro marcó mi primera arpillera africana titulada "Yo tengo un pesebre africano", siendo además mi primera arpillera en solitario.  Cosí la arpillera con emoción, recordando cada momento de nuestro primer viaje a Senegal.

En abril de 2019, en plena época seca, volví a Iwol con la intención de enseñar a Dori que había quedado para siempre en la arpillera que iba a estar a partir de aquel momento en el Chiringuito de mi amigo Arouna en Ibel. No sé si ella lo entendió, pero miraba y miraba la arpillera con cara sorprendida. 

Dori mirando atentamente la arpillera en abril 2019


Foto finish con la arpillera en Iwol en abril 2019

Hoy, conozco por Oumou, mi amiga de Senegal a tus pies que Dori se ha ido, que ha fallecido y ya no estará más a la entrada de Iwol. Ha emprendido viaje dejando atrás su querido Iwol, ese lugar mágico y especial, arriba de una de las montañas de País Bassari,

Hacía tiempo que no escribía pero hoy, al ver la publicación de Oumou he querido guardar este recuerdo en Miraquebé, mi blog que con los años a la espalda, se ha convertido en mi baúl de los recuerdos.

Ba benen yoon Dori, que la tierra te sea ligera!!!!

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Os dejo aquí la arpillera de la que reproduzco el texto guardado celosamente en su bolsillo trasero:


YO TENGO UN PESEBRE AFRICANO
Hacía mucho calor, mucha humedad y la montaña seguía alzándose ante nosotros queriendo tocar el cielo. Abdoul subía a paso ligero con sus chanclas y nosotros le seguíamos pidiendo aire. "He acabado el bachillerato y voy a ir a la universidad" nos decía. Y al fin, llegamos a la cima, ante nosotros una gran manta de terciopelo verde salpicada por alegres cabañas me dejó sin palabras, allí estaba mi pesebre africano!!! En aquel momento una extraña sensación se apoderó de mí, era una mezcla de paz, emoción y alegría que me tenía los pies clavados al suelo. Salieron a nuestro encuentro una simpática anciana y dos niños, los tres lucían una enorme sonrisa en su cara y nos ofrecían collares, pulseras y otros abalorios. Iwol, un poblado bedik al sur de Senegal con gentes amables que sonríen mirándote a los ojos y que, a pesar de la enorme distancia que nos separa en muchos sentidos, me hicieron sentir muy cerca. 
Sí, esta arpillera me la pedía a gritos el corazón, esta arpillera es la primera que he hecho completamente en solitario y es mi pequeño tributo a País Bassari. Este lugar increíble al que he decidido volver para sentir de nuevo, con toda la fuerza que desprende, que mi corazón late y late con las personas que me encuentro cuando camino por el mundo con los brazos abiertos.
Viva el país de la teranga, gracias por hacerme sentir tan y tan viva!!!
Ubicación: Chiringuito de Arouna, Ibel, Senegal

NOTA: podéis ver y leer la historia de todas mis arpilleras y proyectos relacionados en la página Mis arpilleras de este blog.

lunes, 3 de mayo de 2021

Apuntes de pandemia en Senegal

Desde que estalló la pandemia primero en Europa y luego en casi todo el mundo, he podido viajar a Senegal en tres ocasiones: julio 2020 y enero y abril 2021. Como os contaba por aquí hace ya bastantes meses, el 4 de abril de 2020 debía emprender el que por entonces iba a ser mi 4º viaje al país de la teranga pero el coronavirus lo echó todo al traste. Finalmente, no sin dificultades (casi me da un infarto al conseguir el laissez-passer de la embajada de Senegal en Madrid a 4 días de irme, por pertenecer a una de las categorías de viajeros esenciales permitida: profesionales de la salud)  y con mucha mucha convicción pude volar a Dakar el 24 de julio de 2020. Os puedo asegurar que fue un viaje de comienzo incierto que finalizó en Dakar con más de 300 personas sin ninguna maleta (se recuperaron 5 días después, en aquel momento el cielo lo surcaban pocos aviones).

Ése mi primer viaje me hizo ver que la pandemia, efervescente en España apenas se notaba en Senegal (a excepción de Dakar y las grandes ciudades), mucha gente me insistía: ¿Mónica, el coronavirus existe o es un invento político? Yo respondía una y otra vez, os aseguro que es real, hay muchas personas infectadas y enfermas, es muy contagioso y en Europa se está llevando por delante a mucha gente. 

Con Aissatou en Tabaski 2020

A partir de ese primer viaje he vuelto dos veces más, al principio con las PCR's de ida, la última vez también con PCR de vuelta, mantenimiento "esencial" de medidas barrera y vida más o menos normal. Por una vez aquello de "la experiencia es un grado" parece servirle a África para no sucumbir a las malas, malísimas cifras de COVID-19 europeas, americanas y asiáticas. 

Pues con todo esto en la mochila, mi amigo Mario Braier, insistió en que con motivo de la 9ª Jornada de Actualización: TB–COVID-19, de la Red TBS-Stop Epidemias el pasado 21 de abril relatase en primera persona como he vivido el coronavirus con mis idas y venidas africanas. No me apetecía tirar de números y más números así que con unos pocos y mucho de lo vivido armé y conté la presentación que aquí os dejo:


No pretende ser ningún tratado académico ni mucho menos, es una visión personal con los pies en el suelo de lo que os puedo asegurar que he visto y he vivido. Espero, que aunque no sepamos exactamente porqué, África siga manteniendo ese "aguante coronavírico". Y sí, a la que pueda vuelvo!!!!

sábado, 3 de abril de 2021

Vivir un sueño en el colegio de Louly en Senegal

Hace casi un año que no paso por aquí, el último post con el fallecimiento de Sergio quedó clavado a fuego en el blog y he sido incapaz de escribir ni una letra. En varias ocasiones puse los dedos en el teclado con la firme convicción de intentarlo pero... imposible. Hoy cuando un sueño se convierte en realidad lo vuelvo a probar, por ello, merece la pena esforzarse de nuevo.

En enero viajé una vez más a Senegal, ese pequeño país africano que me robó el corazón en 2018. Muchos son los artículos en este blog sobre lo que allí he ido haciendo en mis ya 6 viajes desde entonces. El proyecto ENHEBRA Badalona-Senegal con las mujeres de Ibel (País Bassari) y la isla de Eghid (Casamance), medicamentos y material sanitario en el hospital de Kedougou y los puestos de salud de Louly Benteigné e Ibel así como pequeñas ayuditas en forma de material escolar a las escuelas de Ibel y Eghid. 

Fue en mi anterior viaje cuando con Mbaye nos acercamos por primera vez a la escuela de su pueblo natal, Louly Sindiane. Llegamos a esta escuela rural la "semana blanca" (ya me diréis vosotros a donde van a esquiar los niños y niñas senegaleses... ¿reminiscencias del colonialismo francés?) sin ninguno de sus 250 niños y niñas de 6 a 12 años, pero Malick Mbengue, su director, nos esperaba pacientemente. Eran vacaciones pero él estaba allí, con algunos profesores preparando la rentrée y viendo como seguir adelante a pesar de los pocos medios existentes. Aquel día llevaba yo bolígrafos, camisetas de deporte cedidas por ANEFP y 100 cepillos y pastas de dientes que me habían dado en mi centro dental. 

En el despacho de Malick con camisetas, bolis, cepillos y pastas de dientes

Las fotocopias origen de la petición 
Malick me dio las gracias y nos invitó a recorrer las pocas y atrotinadas instalaciones del centro que dirige. Así caminamos por un gran espacio exterior de tierra seco y polvoriento, en el que se distinguía solo un pozo de agua en dudoso estado de conservación y algunos animales (caballo, vaca, oveja) que accedían por los muros inacabados del patio de juegos. Visitamos las aulas con sus viejos pupitres y sus grandes pizarras, elemento didáctico por excelencia en los colegios africanos (junto a las pizarritas "ardoises" que tienen los niños y niñas) y charlamos del abismo que se estaba generando entre el alumnado africano consecuencia del no acceso al mundo digital. Y así íbamos cuando Malick, muy muy serio me dijo: Mónica, nos conocemos hace apenas una hora si no estuviera convencido de que tú comprendes nuestra realidad, no te lo pediría, lo que más necesitamos para mejorar un poco la formación de estos niños y niñas es una impresora multifunción. Recuerdo que le dije: una impresora????????????? Y él me explicó la carencia de libros de texto y los 15km hasta la ciudad de Mbour para hacer, al menos, de 6 a 7 fotocopias de ejercicios y exámenes por curso y alumno . Acabamos nuestro encuentro y él insistió, Mónica, no te olvides de la impresora, si ves alguna posibilidad dímelo, haré todo lo que haga falta para conseguirla. Y así nos despedimos, con un gran apretón de manos mirándonos a los ojos.

Los niños y niñas con las camisetas, las pastas y los cepillos de dientes
Volví a Barcelona, retomé mi vida profesional en el laboratorio y una semana después llegaron a mi teléfono las fotos de los niños y niñas que no había podido ver con camisetas, bolígrafos, cepillos y pastas de dientes y.... tras todas ellas una impresora y una factura!!!! Malick lo tenía claro, su El Dorado era la impresora, no era nada para él, era para la escuela, para los niños, para dar un gran salto cualitativo a su pasión, la enseñanza. Agradecí las fotos y la impresora empezó a dar vueltas en mi cabeza, yo no tenía ese dinero... Y entonces pensé, y si monto una colecta? Y si mis amigos, amigas, conocidos, conocidas o cualquier otra persona que se sienta implicada en mejorar la enseñanza en una pequeña escuela senegalesa quiere participar??? Pues así, pim pam organicé el "fundraising" para conseguir 1.000 euros con los que comprar la impresora, papel y tóner. Acabé la propuesta, crucé los dedos y pulsé el botón publicar. 

Era viernes... 10 eur, 100 eur, 120 eur... y así en apenas tres días llegó a 1.400 eur. No me lo podía creer!!!! Malick estaba loco de contento, me decía: Mónica, eres nuestro ángel, no me lo puedo creer, el pequeño colegio de Louly Sindiane tendrá una impresora!!!!!!!!!!!!!!!!!

Volé a Dakar el sábado 27 de enero y el lunes 29 pagábamos y recogíamos con Malick la flamante impresora con el tóner y el papel, y conseguimos también 100 bolígrafos de regalo (aquí todo se negocia, una buena compra merecía un pequeño regalo). Sobraba un poco de dinero y fue entonces cuando pensé que en tiempos difíciles con condiciones de vida muy duras debíamos hacer algo por las familias. Así, sin pensarlo más, con Mbaye y Cheihk compramos 500 kgs de arroz y 250 pastillas de jabón que enviamos al colegio, nunca me había sentido tan feliz comprando algo tan simple!!!

Por la noche Malick me llamó y me dijo que el martes a las 9h nos esperaba para hacer entrega de todo lo conseguido, estaba eufórico, contento, feliz. Allí llegamos, nos recibieron canciones y bailes de los niños, francos apretones de manos de profesores y padres sin olvidar todas y cada una de las palabras de agradecimiento infinito del jefe del pueblo, el inspector de educación y los otros muchos representantes locales que acudieron. 


De pronto me sentí en las nubes, allí, con todo un pueblo dándome las gracias solo por haber escuchado, por haber intentado que el sueño de un director apasionado con su trabajo se hiciera realidad, por haber creído que a mi alrededor hay gente grande, gente con un grandioso corazón, gente que me acompaña en ésta, mi gran locura de vida.

Dirección, profesores, padres de alumnos, jefe del pueblo, inspector de educación
y demás autoridades locales en el moment de hacer entrega de todo el material.

Posado difícil de los 250 niños y niñas felices con todo el material entregado

Deciros que Louly Sindiane os da las gracias desde todos y cada uno de los corazones de las personas que allí viven, ahora, casi una semana después aún hablan de la impresora, el arroz y el jabón, una bocanada de aire fresco en un patio polvoriento un día de marzo.

"Los sueños no están para ser cumplidos, están para ser vividos" 

NOTAS: 

viernes, 22 de mayo de 2020

Se nos acabó el tiempo

Querría no haber escrito nunca este post, querría que mi hermano Sergio siguiera con los pies en este mundo, querría que nada hubiera sucedido. Se puede vivir el presente e intentar imaginar el futuro pero de ninguna manera podemos cambiar el pasado. Así las cosas, hace 72 horas mi hermano dejó de respirar tras una larga y valiente lucha contra un cáncer que al final le ganó la batalla. Perdió su último combate. Hoy, ha sido el sepelio, el momento de despedirnos para siempre. El corazón me pedía decir adiós, un adiós difícil y complicado pero necesario, un adiós en el que me he descubierto saltando de sentimiento en sentimiento y acariciando las palabras:

"Moni súbeme la pierna, Moni dame la botella de agua, Moni por favor acércame la bolsa… aún te oigo y lloro. Los dos últimos meses hemos pasado juntos el tiempo que perdimos en los últimos años. Sí Sergio, se nos escapó el tiempo. ¿En qué momento? No lo sé muy bien, la vida camina, corre y finalmente vuela irremediablemente. Así y todo estoy contenta, estas últimas semanas de periplo entre hospitales con pruebas, tratamientos, transfusiones y algún que otro bocadillo de jamón serrano, gracias al dichoso coronavirus, nos regalaron un tiempo precioso para volver a encontrarnos. Hablábamos de mis arpilleras, de tus negocios y ambos sabíamos que el tiempo apuraba.

Ya no estabas bien, ya no eras mi hermano sonriente de fuerte voz que lo disponía todo, ya no eras Sergio el que todo lo controla. Así y todo aún veía a mi hermano de siempre, el que siendo un niño se peleaba conmigo a todas horas, el que no sabía o más bien no quería saber como se hacen pequeñas tareas domésticas, el que imaginaba día y noche cómo hacer negocios, el que acababa las trifulcas con un: Moni que yo te quiero mucho.

Papá y mamá te quieren con locura, has sido y seguirás siendo el niño de sus ojos, su nene.
Un soleado 19 de mayo emprendiste vuelo, volaste alto, muy alto para esperarnos en algún lugar del inmenso cielo azul. La distancia será grande, el futuro por venir, lo sabes tú y lo sabemos nosotros. Echaré la vista al cielo hoy y siempre, te buscaré y te contaré como vamos por aquí sabiendo que te quedaste para siempre en nuestros corazones.

Adiós Sergio, te quiero".
Sergio Moro Mesa
*10-02-1969  + 19-5-2020



miércoles, 13 de mayo de 2020

Confinada - confitada #COVID19

En nada, ya van 60 días de confinamiento, 60 días de encierro más o menos severo, 60 días en casa (sí sí #yomequedoencasa). El 13 de abril, cuando apenas llevábamos un mes en esta entonces extraña y ahora habitual situación me pidieron desde el Banco Farmacéutico un pequeño escrito sobre como me sentía. Un mes después podría volver a escribir lo mismo:

"La emergencia sanitaria por coronavirus ha dado un vuelco a nuestras vidas de una manera nunca imaginada. Ni en el mejor guión de la mejor película de ciencia ficción hubiéramos imaginado “quedarnos en casa confinados” durante un mes, y ya veremos cuánto tiempo más. Al inicio todo parecía lejos, muy lejos. China es un destino exótico al que se iba de vacaciones; ahora todo está mucho más cerca. Hace 15 días, cuando entre nosotros la pandemia empezaba a enseñar los dientes, una amiga de Madrid me decía: “al principio todo esto son algunas cifras, después los números van creciendo. Pero lo que realmente da miedo es cuando todo te rodea y te golpean nombres y apellidos de personas conocidas, familiares y/o amigos y amigas que lo pasan mal o que incluso desaparecen”.

Y poco después desde Trobatea me pidieron consejos para sobrellevar esta situación con niños y adolescentes en casa, entrevista de la que salió un título que me hace sonreír una y otra vez: "La escoba no entiende de género, ni de niños o niñas", debía tener una tarde inspirada...

En estos dos meses un par de días a la semana he seguido yendo al laboratorio para recabar testimonios de las personas que han seguido trabajando para #quenofaltenmedicamentos
Y un mes después aquí seguimos (por suerte) con la "dichosa curva" ya plana y viendo llegar la bajada. Hemos iniciado fases de desescalada a diferentes velocidades para caminar hacia una nueva normalidad, menuda colección de nuevas palabras ahora oídas hasta en la sopa. En estos 60 días, con sus correspondientes noches, ha habido tiempo para ser optimista, volverse pesimista, animarse ante pequeñas buenas noticias, desanimarse al no ver la bajada de las cifras, recordar buenos momentos, acordarse de las personas que te importan y volar con sólo cerrar los ojos cuando aparecen los nubarrones de la desesperación. Y todo ello con mucha, mucha paciencia nos guste o no nos guste.

Festival de tareas domésticas
Deporte en lata
Cocinillas van, cocinillas vienen
Fabricando ando
Y nos reunimos 7 países: Italia, Guatemala, Francia, Grecia, Turquía, España y Alemania
Videocalls a gogo
A decir verdad he tenido poco tiempo libre, he teletrabajado "de sol a sol" de lunes a domingo. Mis áreas de responsabilidad en el laboratorio: comunicación, entorno digital y responsabilidad social corporativa, gracias al coronavirus "se han puesto de moda" y al cumplir un primer mes sin freno, en franca caída libre, decidí racionalizar días y horarios. Pero así y todo en casa, no me ha dado por hacer pan, cocinillas las justas, deporte de supervivencia y mucho limpia, lava, barre, recoge y otras fiestas caseras. Siempre dije que no me gusta ni quiero "hacer la casalinga" como dicen en Italia, yo que soy mujer de movimiento no me he adaptado demasiado bien a esta nueva vida que confunde el lunes con el martes, el martes con el miércoles y así día tras día. Súmale una familia de altas prestaciones académicas (Pol preparando la selectividad y Marina acabando su grado de farmacia) y profesionales (mi propia locura laboral y Xavi que montó un hospital en INEFC y reorganizó toda la docencia a online) para necesitar volar con los ojos cerrados en más de una ocasión.

 Aissatou (comadrona) y Georgette (enfermera) en el poste de santé de Louly

Con todo esto, desde el inicio en mi whastapp se abrió una ventana a Senegal, el lugar donde no pude ir el 4 de abril. Con los postes de santé de Louly e Ibel y el hospital de Kedougou hemos ido intercambiando impresiones, recomendaciones, medidas de protección y acciones de sensibilización. En Europa íbamos por delante en casos detectados, personas enfermas y fallecimientos por #COVID19. Les envié los primeros archivos sobre como efectuar un buen lavado de manos y las principales recomendaciones de protección en francés y ellos empezaron con lo que denominan "acciones de sensibilización entre la población". A día de hoy, el pequeño país africano arroja unas cifras respecto a la pandemia por coronavirus envidiables para cualquier país europeo. Es cierto que pronto tomaron medidas de contención pues:
  • Cerraron las fronteras
  • Prohibieron la movilidad entre regiones
  • Anularon las manifestaciones religiosas de todo tipo
  • Obligaron al uso de mascarilla en la calle
  • Instauraron el toque de queda de 20 a 6h
  • Recomendaron insistentemente el lavado de manos
  • Aplicaron la distancia social
  • Evitaron comer con la mano en el bol sirviendo en el plato

Lavado de manos en Ibel

Ingenioso sistema de lavado de manos que nos muestra Arouna en Ibel

A decir verdad no sé si es que se lo tomaron en serio desde el primer momento, si el calor que tienen (han llegado de nuevo a los 45 grados en la región de Kedougou) disminuye la contagiosidad del virus, si acatan las medidas mejor que nosotros o todo a la vez pero a pesar de los malos presagios de explosión de la pandemia a 12 de mayo han registrado solo 19 fallecimientos. Desde el 23-24 de abril han iniciado el Ramadán, que ya en situación no coranovírica supone un enlentecimiento de las actividades y ahora mucho más, ya que el mes más sagrado del Islam con todas las medidas de contención nunca se había visto. Cada dos semanas con Mbaye, Abdoul y Arouna nos llamamos y nos vemos, sí, sí, como todo el mundo también hacemos videocalls para sentirnos cerca, explicarnos como van las cosas y decirnos mutuamente que esto pasará y pronto volveremos a estar juntos. En Ibel con la máquina de coser están haciendo pruebas para coser mascarillas y Marie Luise en Cap Skirring ha lanzado "una colección" de lo más fashion  con sus bellas telas africanas.

Videocalls con nostalgia y risas Barcelona - Sant Cugat - Ibel - Mbour
Abdoul nos enseña la primera mascarilla cosida en Ibel

Marie Luise y sus mascarillas en Cap Skirring

Mbaye armado con mascarilla y solución hidroalcóholica mientras que Marie Luise cose ataviada con mascarilla

Detalle de arpillera
Y con el mundo en vilo, cada día a las 20h aplauso popular para los profesionales de la salud, y Marina en nuestra terraza (uno de los espacios más codiciados de nuestro piso en Barcelona) aplaudiendo, un aplauso de reconocimiento que nos recuerda que ya queda un día menos para salir de todo esto, que ya queda un día menos para ganar esta batalla para la que nunca nadie nos preparó. Y aquí la arpillera "inacabada de confinamiento", aún sin título, aún sin historia pues.... aún seguimos aquí sin fecha de liberación. Tiene un recuadro amarillo inferior en el que irá el cómputo total de días raros de pandemia, emergencia y confinamiento y entonces, cuando podamos echar la vista atrás bordaré el número, un número que será tributo de esta locura inesperada.

Y como decía en el título, confinada estoy desde el 13 de marzo y confitada saldré de tanta casa y tanto aquí me quedo... 

Nuestro pequeño paraíso de confinamiento: la terraza en la que hemos desayunado, almorzado, cenado, vermuteado, merendado, hecho la fotosíntesis cuando sale el sol, estudiado, trabajado y alqún que otro "...ado" más que ahora se me escapa.
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